Presentación del libro "Des-Habitado"

de Edison Navarro Cansino. Miércoles 2 de Mayo de 2012 Sala Benjamín Carrión, Casa de la Cultura Ecuatoriana. 19:00 (siete de la noche)
Lo grande que tiene la palabra es que puede repartirse en millones de imágenes, los varios ojos que la lean o los oídos que la escuchen sabrán cómo entenderla y cómo asimilarla; pero éste es el segundo paso de la creación literaria, primeramente está el trabajo del poeta, la configuración del mundo que tiene a su alrededor o en sus múltiples dimensiones, la lectura (llámese dolor o regocijo, ensueño o mentira) de sus percepciones, caerán al papel, como sus propias escamas o como aquellos pedazos de piel que ya están demás, que ya hicieron su trabajo en las venas, en la sangre, incluso en la propia risa o melancolía. Es la hora que de allí se traslade en el ejercicio que irá a parar en los sentidos del lector, en esa persona extraña y anónima, que no sabemos qué hará con sus palabras, con sus efectos, en caso que algo le haya tocado. En cualquiera de los casos el autor ha hecho su trabajo, de ahí es comida del destino. El poeta, en este caso, ha cuestionado su posición ante el mundo: Nadie canta el luto de mi boca,ha cantado a su relación del cuerpo y sus contenidos viscerales u óseos con el tiempo, penetra por hendijas diminutas para explorar mapamundis ínfimos, hasta dar a veces con el silencio, a veces con más incógnitas. Hace presencia también de elementos eróticos, de declamaciones tácitas a la carne y al deseo, como si buscara en la construcción de esos momentos explicaciones al amor o al olvido, como si él mismo se buscara en el acto amatorio. El poeta se mira de lejos a sí mismo, se busca entre sombras y fuentes de agua. Como la exploración de un vientre universal, pero dentro de ese vientre se siente extraño, desterrado, y mimado al mismo tiempo. Como si la conexión no física con elementos cósmicos y de la naturaleza fuese real, como si la misma palpación del amor fuese posible. Quizás de eso se trata la poesía, el arte en sí, de ser el puente entre el ser y su entorno, pues no hay otra posibilidad para conocer de cerca los detalles de lo eterno y lo real. Edison lo ha entendido así, y lo lleva a cabo en ésta, su primera obra, entregada al lector como una ceremonia para la soledad o el silencio.

Comentarios