Tomado de Diario Hoy
Publicado el 26/Noviembre/2011 | 00:18
Libros
Jorge Dávila Vázquez
Ives Cadena, joven escritor riobambeño, acaba de publicar su primer libro, Danza de Callejones (CCE, Núcleo de Chimborazo, 2011).
Conozco de la gran inclinación de Cadena por cuanto signifique creación artística, especialmente por lo cinematográfico. Su bagaje de conocimientos en este campo es admirable, como también su gran deseo de saber más cada vez.
Se lo siente caminar hacia una interesante madurez intelectual y un dominio de la palabra y los contextos culturales que le apasionan.
Sin embargo, detrás de la publicación de su libro de poemas parece que hubo dos motivaciones esenciales: analizar el sentimiento que le une hacia una persona especial, que lo inspira y a ratos lo abandona a su insatisfacción, a sus búsquedas, a su desolación; y recoger un poco de textos de diferentes épocas –todos recientes, dada la juventud del autor-, pero que no tienen una homogénea calidad lírica.
Se perciben claramente estas dos vertientes de su empeño literario. El deseo que lo encandila, le hace ver a la amada en la naturaleza, en el cosmos, en todo: "el ciclo del sol reproduce tu retrato"; "en tu falda el río… en tus piernas el viento"; "bebiendo el llamado de tus ojos de luna nueva"; "cuando veo la rosa imagino tus brazos"; ese amor incontenible, universal, le impulsa a escribir: "dos corazones apresuran su danza perpetua/ mis ojos poseídos de gula/ ensombrecen la cordillera/ tus valles de oasis ahogan mi sed." Tendencia de muchos autores que surgen en la posmodernidad es la de identificar al ser que los seduce y al mundo entorno, en una sola realidad poética.
Sin embargo, no todo es pasión en la literatura, está también, y, sobre todo, la cuestión estética. Cadena es consciente de ello, por eso dice "El embrujo del arte me conduce/ al ocaso invisible…"
Estoy seguro que el autor se liberará de ese lastre de amores y confesiones, de tono marcadamente juvenil, e irá directamente a la esencia misma de lo poético. Esperémoslo.
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