Entrevista: Escritor quiteño
Tomado de El Universo de 23 de julio de 2010
La ciencia ficción es un género literario que narra historias especulativas, es decir, que podrían o no suceder. Es ese género el que ha explorado el escritor quiteño Santiago Páez, autor del cuento Profundo en la galaxia, que circula hoy, gratuitamente, con Diario EL UNIVERSO, a través del proyecto Lecturas que Atrapan. Páez, antropólogo de profesión, cuenta algunos puntos sobre su obra y su visión ante el cuento dentro de la literatura ecuatoriana.
En Profundo en la galaxia el lector podrá encontrarse con un texto que aborda temáticas como la guerra, lo desconocido, la vida y la muerte. ¿A partir de qué usted creó este cuento?
Imaginé este cuento dentro de un proyecto literario más amplio y que se expresó en un libro que tiene el mismo título que el cuento: Profundo en la galaxia. En esos años (1993-1994) trataba yo de comprender nuestra realidad nacional desde las perspectivas de la ciencia ficción y sus temas: viajes espaciales, imperios galácticos, viajes por el tiempo...
Hay un planeta muy profundo en la galaxia donde hay “guerras y masacres y también alegría y paz”. ¿El propósito de esta obra es reflexionar sobre estos polos opuestos, en medio de los que vivimos?
Ese planeta que está ubicado “muy profundo en la galaxia” es el nuestro y en el cuento trato de asimilar esa dualidad que somos: asesinos sanguinarios y santos, algo que vemos en los noticiarios de televisión o en nuestra cotidianidad.
¿Qué significado tienen en el cuento los fragmentos del pasillo Lamparilla, que interpretó Julio Jaramillo?
El pasillo Lamparilla fue compuesto mucho antes de Julio Jaramillo y en mi cuento no se liga con este cantante. Interesantemente, la letra de Lamparilla fue escrita por el arcediano de la catedral de Riobamba –me lo contó el poeta Julio Pazos– y se refiere a la lamparilla que está siempre sobre el altar en las iglesias católicas, en el sagrario.
La música juega un papel importante para muchos, pero ¿qué relevancia le pretende dar en el cuento?
Tiene que ver con esa dualidad que somos, los humanos hemos inventado tanto herramientas para torturar como instrumentos musicales; la música, el arte, es uno de nuestros mayores logros. Solo es tolerable pertenecer a la misma especie de Pinochet o Bin Laden si pensamos que en ella también están seres como Bach o Kurt Cobain.
Es decir, ¿debe existir ese equilibrio entre bien y mal, en beneficio de los humanos?
El bien y el mal son inevitablemente partes de lo humano, por eso debemos vivir con ambos. La ciencia trata, infructuosamente, de explicar el bien y el mal, la política pretende, infructuosamente, favorecer el bien, y el arte comprende a ambos y nos los muestra con sus luces y sus sombras.
¿Cómo concibe a Profundo en la galaxia?
Ese “profundo en la galaxia” es el hondo pozo de nuestro espíritu humano, cauce del que sale tanto el arte como el crimen.
Arte y crimen, ¿por qué jugar con estas temáticas en una historia?
Arte y crimen son expresiones humanas extremas, cuando los hombres y las mujeres están al límite de su resistencia espiritual, o crean o destruyen, o hacen arte o diseminan muerte.
¿Qué ubicación tiene su cuento dentro de la literatura ecuatoriana?
Este cuento de ciencia ficción se ubica en la producción de los autores de la generación que los críticos han llamado “posdesencanto”, los nacidos entre 1955 y 1970, escritores que han ensayado una serie de posibilidades renovadoras de la narrativa como el policial, la ciencia ficción o la narrativa grotesca.
¿Considera que esta iniciativa que emprende Diario EL UNIVERSO aporta al posicionamiento de este género literario en Ecuador?
Esta iniciativa de EL UNIVERSO es fundamental, (porque) promueve la apreciación de la literatura y el arte, lo que es fundamental en una sociedad como la ecuatoriana, que tiene más a mano programas de telebasura como los de farándula, que las obras de sus artistas.
¿Cuál es su libro favorito?
Cambian cada día, hoy mi libro favorito es el que estoy leyendo: La feria de las vanidades, una novela de W. M. Thackeray, escrita a principios del siglo XIX.
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