Alfredo Noriega, literatura viajante


Tomada de la edición impresa del 15 de agosto del 2009
Una instantánea del momento en que Noriega recitó poesía acompañado por la guitarra de Ilán Greenfield.

FOTO: ALFREDO PIEDRAHÍTA/ El Telégrafo

Una instantánea del momento en que Noriega recitó poesía acompañado por la guitarra de Ilán Greenfield.

Desde hace 23 años el escritor quiteño vive en Francia, transitando por la escritura y su cátedra.

Llámese ritmo, tempo o musicalidad, ese es uno de los rasgos del escritor quiteño Alfredo Noriega. El miércoles visitó Guayaquil para presentar su novela 9 mm parabellum, volumen I de la colección Creadores Nómadas, con apoyo de la novel agencia literaria El Conjuro.

El escenario del experimental acto de lanzamiento fue la Alianza Francesa. Experimental por el juego que generó Noriega al leer poesía y fragmentos (párrafos, líneas o palabras) de 9 mm parabellum acompañado de las notas de la guitarra de Ilán Greenfield. Además, se proyectó el largometraje Cuando me toque a mí, basado en su segunda novela, De que nada se sabe.

“Este título me fue propuesto por el editor René Jurado, porque la novela se llamaba Tan solo morir”, revela Noriega sobre 9 mm parabellum. A él no le gustó, pero viendo su significado y las relaciones que guarda con su texto lo reconoció como perfecto. “Es el calibre de una bala; además, es el nombre de un arma alemana de la guerra y por otro lado el parabellum, que es latín, significa para la guerra”.

El escritor es también profesor de español en escuelas de negocios en París, donde realizó sus estudios en literatura y vive desde hace 23 años. Los personajes de 9 mm parabellum son el español Imanol, miembro de ETA, y la joven quiteña Esther, una belleza que mata.

“Conozco muy bien el norte de España, porque he tenido amigos que viven ahí y mi madre vivió en Bilbao algunos años. He tenido la oportunidad de, durante todos estos años, ir muy a menudo al País Vasco”, señala.

Traer a Imanol al Ecuador (refiriéndose el autor al personaje central) “fue lo más fácil, para ver qué onda, el choque que se produce”. Mientras que Esther dinamiza la narración porque permite que Noriega escriba por primera vez sobre Guayaquil y hacer un viaje (literario) a Playas para cerrar la historia. Aunque hay 5 cartas anexas que no son imprescindibles.

La primera novela de Noriega fue Desasitios, publicada en 1998 por Eskeletra. De que nada se sabe la publicó Alfaguara en 2002 y ahora Editorial Estación Sur, con la Secretaría Nacional del Migrante (Senami), difunde la nueva obra. Noriega viene cada año. Playas lo marca porque lo visitó desde los 10 años. Allá están enterrados sus abuelos y sus padres, ahora divorciados, viven ahí.

“Es una novela muy dinámica, activa. En ese sentido tiene algo de policíaca, es una novela que tiene suspenso”, confirma Noriega sobre su escritura que al terminar de leerse no necesariamente descubre qué ocurrió. Las actividades como profesor le dan libertad para escribir.

Siempre en contacto con el idioma, Noriega enfoca energía y tiempo en la literatura.

Esta vez midió la reacción de los guayaquileños al filme basado en su texto, que lo satisface mucho, y aplaudió a Greenfield mientras el músico cantó unos de sus poemas.

Como escritor radicado en el exterior, permitió que su texto concebido entre 2002 y 2004, y corregido en 6 meses de 2008, fuera incluido en el proyecto de René Jurado y la Senami para difundir obras de ecuatorianos radicados fuera del país.

César Eduardo Galarza, coordinador de El Conjuro, manifestó que trabajar con Noriega y su obra produjo la oportunidad de colaborar con una voz representativa, que puede tener una mejor apreciación de la realidad que ha dejado. “Alfredo vive en Francia y ciertas afinidades y amistades impulsaron que el lanzamiento fuera en la Alianza Francesa”, agregó.

Danny Arteaga, director cultural de la entidad, dijo que la institución sirvió de punto de encuentro para darle apoyo a las presentaciones de obras en Guayaquil, poco usuales en los últimos años.
Walter Franco
wfranco@telegrafo.com.ec

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