Cine: Naked Lunch


El almuerzo Desnudo

Nothing is true, everything is permitted.

Hustlers of the world there is one mark you can’t beat: The Mark inside



Cuál es la diferencia entre lo real y lo ficticio, ¿las cosas existen porque nosotros las creamos?.

El problema no es nuevo, más bien tiene algunos milenios y siempre han existido posiciones contrarias. Aunque ese no es el caso hoy, me he quedado con la reflexión de donde está lo que vivimos, en las cosas o en lo que imaginamos.

Observé la película The Naked Lunch, más como un ejercicio motivado por mirar cosas más allá de los mensajes, de las historias con finales felices, de tramas de violencia, muerte, de aquellas que conmueven o hacen reír.

La película basada en el libro del mismo nombre de Willian Burroughs, cuenta la historia de un hombre (William), cuyo oficio era exterminar cucarachas con un insecticida que tenía propiedades psicotrópicas. Su esposa (Joan) hurtaba el polvo para drogarse.

Al ser confrontada por su esposo ante los inminentes robos, ella respondería que inyectarse era algo literalmente potente, “es como un viaje de Kafka, te sientes como un bicho”.

William en su supuesto afán de buscar una cura para dejar la droga, consulta un médico quien le receta mezclar el insecticida con un polvo hecho de ciempiés negros.

David Cronenberg, el director de la película, utiliza como recurso un hecho real de la vida de Burroughs para introducirlo en la trama, cuando el escritor al jugar a Guillermo Tell asesina a su esposa, hecho ocurrido en México y que lo llevaría a una estancia en la cárcel.

El polvo negro, resultó un alucinógeno más fuerte, ello conduciría a William a una aventura por el mundo de interzona, un supuesto lugar en el África. La situación de William se vería agravada ya que llevaba sobre su conciencia el homicidio de su esposa.

William Intercambia el arma homicida por una máquina de escribir, de marca “Clark nova”, una de las más poderosas, con los cuales realiza reportes de interzona. La Clark nova se convertía en un bicho que le ayudaba a realizar sus reportes y le daba mensajes sobre su misión en aquel lugar.

En su estancia en Interzona descubre a quien era su esposa y a quien había asesinado (Joan), ella supuestamente era una espía de Interzona y estaba casada con Tom Frost, otro escritor que poseía una máquina de escribir “martinelli”, ellos eran una especie de vínculo con una raza de ciempiés gigantes del Brasil.

Bajo el efecto de la droga del ciempiés gigante del Brasil o del ciempiés negro, transcurre sus días realizando reportes sobre Interzona en complicidad con sus máquinas de escribir. En sus estados de alucinación destruye las máquinas y descubre su ambivalencia sexual.


La película es poco convencional donde Cronenberg muestra algunas facetas de Burroughs y los efectos de la droga. Nada es real, solamente aquello que queremos que sea, podemos crear nuestros mundos paralelos y sumirnos en ellos, aunque nuestro cuerpo quede tendido sobre el pavimento o la arena, eso sí cargados de un arsenal de alucinógenos.

No cabe duda que la imaginación no tiene límites, sin embargo me quedaron algunas interrogantes. ¿Es necesaria la droga como estímulo para que nuestro cerebro deje salir imágenes, pensamientos libremente? ¿Es la droga un escape o una herramienta? o más bien ¿lo que necesitamos es despojarnos de las murallas culturales, sociales y sicológicas que nos ha impuesto la sociedad? ¿Que pasaría si le hacemos un lavado socio-cultural a nuestro cerebro a nuestros recuerdos y tratamos de ver las cosas como son y no como nos dijeron que eran?.


“Será así como Burroughs basará su trabajo literario en la discontinuidad, la reiteración, la contaminación, lo inacabado y desmembrado, todo ello reflejo de un mundo corrompido, en vías de descomposición, y de un individuo desgarrado y confuso, que se aproxima a su negación. … Los actos de un toxicómano cualquiera, como los personajes que pululan en el alucinado universo de Burroughs, se estructuran como un lenguaje altamente inestable. La droga produce esa mirada extraña, ese estado alucinatorio a partir del cual se establecen paranoicas e instrumentales relaciones. Todos los valores sociales, culturales y morales del hombre parecen condensarse en una ecuación única que Burroughs llama el álgebra de la necesidad «La droga es un molde de monopolio y posesión (...) la droga es el producto ideal (...) la mercancía definitiva »”. Adolfo Vásquez Rocca

Más en:
http://www.margencero.com/articulos/new03/burroughs.html

http://www.avalonproductions.es/nakedlunch/


Yarquero

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